domingo, 13 de mayo de 2012

Capilla de Santa Lucía y la Encarnación (21)

En 1282, el primer deán de la Catedral, don Gonzalvo, llegaba al cabildo una casa en la calle de Francos con el fin de poner un capellán en la capilla de Santa Lucía, dotando a la vez las fiestas de esta santa y la de Santa Tecla. Testimonio de esta primera fundación es el arcosolio lobulado en cuyo intradós están pintados dos ángeles en estilo gótico lineal.

A mitad del s. XIX según Ramírez de las Casas-Deza, sólo se encontraba “en ella un altar sin retablo alguno donde hay un cuadro pequeño que representa la Anunciación, por lo que puede decirse que está abandonada”. Hasta su extinción fue patronato de los marqueses de Guadalcázar. Las cruces de consagración que se advertían en ella hasta mediados del s. XIX no eran otras que las mismas de la contigua capilla de San Clemente, de la que, como se ha dicho, formaba parte su solar hasta 1365.

Su bóveda, que se extiende por cuatro intercolumnios, es de tracería gótica, construida por Hernán Ruiz I en 1520. Su cerramiento fue destruido y liberados los arcos califales en torno a 1932 por F. Hernández Giménez. Testimonio de la fundación de Vasco Alfonso es la inscipción pintada en letras góticas que en 1482 mandó pone su descendiente Juan de Sosa (de aquí el nombre de la capilla de los Sosa), veinticuatro de Córdoba, en dos pilares de dos columnas de su antiguo recinto y que aún puede verse. Hace historial de la procedencia del fundador –Portugal- , de su oficio de alcalde mayor de Córdoba, de su casamiento con doña María, hija del señor de Santa Eufemia, y de su hija doña Juana, madre de don Enrique, duque de medina Sidonia, hijo bastardo de Enrique II. La puerta exenta que hoy ocupa en parte el solar antigua de esta capilla procede de la capilla de San Felipe y Santiago, trasladada aquí por el arquitecto Gabriel Cabrero en 1987.

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