domingo, 13 de mayo de 2012

Capilla de San Felipe y Santiago (14)

La fundación y dotación de esta capilla data de 1258. En esta fecha Domingo Muñoz el Adalid, tronco de los Fernández de Córdoba, lleva a cabo la dotación de la misma. En 1327 fueron sepultados en ella don Alfonso Fernández, alguacil mayor, y su mujer doña Teresa. Los fundadores, sin embargo, recibieron sepultura en la catedral hispalense.
Los Fernández de Córdoba perdieron el interés por esta capilla desde que a fines del s. XIV se le otorgó el patronato de la capilla mayor de la iglesia colegial de San Hipólito, de Córdoba.

A comienzos del s. XVI, en 1528, se construyó una escalera, adosada a la capilla de San Bartolomé, y se horadó una puerta superior –antes ventana- para llegar desde ella a la oficina de Contaduría del cabildo de las cámaras.

La capilla ostentaba en su frente un cerramiento de sillares y puerta gótica con cancela en el que destacaban dos bellos ajimeces. Todo el cerramiento fue suprimido a principios del siglo por Féliz Hernández. Sólo quedó en su lugar la portada con su cancela, que fue trasladada por el arquitecto Gabriel Ruiz Cabrero en 1987 al solar que ocupó la capilla de la Encarnación con el fin de dejar transparente la antigua qibla.

Los únicos elementos que quedan en su sitio son los cuatro arcosolios labrados en la antigua qibla, con decoración mudéjar del último cuarto del s. XIV.

La capilla se cubre con dos bóvedas ojivales estrelladas, posiblemente de fines del s. XV o primeros años del s. XVI. En un manuscrito de esta centuria se le llama “capilla de los muchos sepulcros”. Adosado al muro oriental de la capilla estuvo el altar y retablo en yeso con pintura de exquisita calidad sobre la misma materia de Antonio del Castillo que representa a la Purísima Concepción con los apóstoles titulares de la capilla, de hacia 1660, hoy situado, desde principios del siglo, frente a la entrada de la capilla de san Pedro Mártir y San Lorenzo.
La inscripción del frontal en piedra sobre el que descansa no se corresponde con estas pinturas, ya que perteneció al altar de las Cabezas de San Pedro y San Pablo, fundación de Juan de Rojas en 1519, también trasladado. El frontal de la mesa de altar, de piedra encarnada, se llevó a la iglesia de Santa María de Trasierra en 1939.

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