domingo, 13 de mayo de 2012

Capilla de San Simón y San Judas (4)

Dedicada a estos santos apóstoles, esta capilla fue dotada en 1401 por Ruy Méndez de Sotomayor, vasallo del rey y veinticuatro de Córdoba, y por su mujer Leonor Sánchez de Cárdenas, en dos intercolumnios. En 1876 figura como patrono de la capilla el marqués de Villaseca, quien, en 1902, renunció a su derecho en favor de sus sobrinos, hijos de su hermano don José Cabrera y Fernández de Córdoba.

De época fundacional debe ser los azulejos de la mesa del altar y los que cubren la sepultura de los fundadores. En ellos puede verse los escudos con las armas y emblemas de los Méndez de Sotomayor y Cárdenas.

Tanto el altorrelieve en madera de Jesús Nazareno que ocupa la hornacina principal de la calle central como las dos tallas de bulto de los titulares deben proceder del retablo que se hiciera para esta capilla a mediados del s. XVI. En el banco del retablo está constituido por cuatro basamentos cuya decoración no pertenece al momento en que fueron realizados, al igual que la decoración de la parte central que configura el sagrario. El cuerpo está dividido en tres calles por medio de cuatro columnas salomónicas, con fuste cubierto de vides y sarmientos. El ático ocupa el espacio de la calle central y está formado por un registro para el lienzo de la Virgen de la Paloma ¿s. XVIII?, enmarcando por dos grandes roleos de hojarasca. Por sus características esenciales puede ser fechado en torno a 1700, con rasgos que recuerdan la obra de Francisco Hurtado. En el banco –calles laterales- destacan dos pequeños lienzos anónimos que representan los martirios de los titulares de la capilla.

Sobre la puerta del sagrario, un óleo sobre lienzo del último cuarto del s. XVIII en que se representa un cáliz sobre nube rodeada de ángeles, y encima, un corazón inflamado con corona de espinas, símbolo del Corazón de Jesús.

Durante la Edad Media se creó la leyenda acerca de que en la columna divisoria entre esta capilla y la de Nuestra Señora de las Nieves, en la que se aprecia una hendidura, estaba marcada la altura de Nuestro Señor Jesucristo.

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