domingo, 13 de mayo de 2012

Capilla de Santa Cruz de Jerusalén y Santa Elena (24)

Esta minúscula capilla, a la que se conoce por uno y otro título, fue fundada por el canónigo Juan Pérez Mohedano de Valnezuela en 1578, coetánea, pues, de la del Sagrario.

El aderezo ejecutado por el fundador consistió en la construcción de la bóveda de crucería, la decoración de sus plementos con pinturas, que por su similitud con las de Sagrario, deben atribuirse a César Arbasia, y el arco renacentista que acoge el retablo, coronado por el escudo del fundador, obra que, con toda probabilidad, hay que atribuir a Hernán Ruiz III, maestro mayor de la Catedral. El arco cobijaba un óleo sobre lienzo del ancho de un intercolumnio que representa a Santa Elena, tocada de un amplísimo y suntuoso manto, que sostiene, con mirada devota, una cruz alzada en su mano derecha mientras en la izquierda lleva un cetro, y tras ella la escena de la invención de las tres cruces de Jerusalén, hoy en la capilla de Santa María Magdalena. Está montado en ancho marco dorado y decorado con candelieri y amorcillos, similar en su tratamiento a lo que Guillermo de Orta había hecho para el tabernáculo del Sagrario.

La reja-tabique tiene una elegante crestería gótica de plata recortada, sin embargo, que la hace parecer más antigua.

En 1859, a petición del obispo, la capilla fue entregada a los curas del Sagrario para sacristía de la parroquia con la condición de que no se desfigurara ni se quitara el retablo, que allí siguió hasta que R. Velázquez Bosco, continuando su proyecto de restauración de portadas de la antigua Mezquita (1908), removió la pintura con su marco y la guardó en el Museo de la Mezquita. Hasta 1876 la capilla fue patronato del Conde del Águila.

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